Uno de los elementos más importantes para todos los seres vivos es el carbono; que además debe decirse que no es un metal. El carbono es la base de la química orgánica, como ocurre en todos los organismos vivos. El carbono es un no metal.
Las moléculas orgánicas más simples consisten en carbono unido químicamente al hidrógeno. Muchos otros orgánicos comunes también incluyen oxígeno, nitrógeno, fósforo y azufre. Por eso no todos sus compuestos son inocuos, ni todos pueden considerarse como buenos en general.
Debido a que forma más compuestos que cualquier otro elemento, por poder unirse a cualquier otro, a veces se le denomina el Rey de los elementos. El carbono se produce en el interior de las estrellas, aunque no se produjo en el Big Bang.
Lo más asombroso de este elemento químico es que el carbono elemental puede tomar la forma de una de las sustancias más duras (diamante) o una de las más blandas (grafito).
Otro de los grandes enigmas de su esencia es que los compuestos de carbono tienen usos ilimitados. El carbono puro existe de forma libre en la naturaleza y se conoce desde la prehistoria.
Organizados en hexágonos y formando láminas, los átomos de carbono dan lugar al grafeno, un material del que todo el mundo ha oído hablar por sus increíbles propiedades mecánicas y eléctricas.
Se trata de un material transparente, extremadamente duro pero flexible, elástico y ligero, con conductividad térmica y eléctrica alta, se calienta poco al conducir los electrones (menor efecto Joule), y tiene capacidad de autorreparación.
El carbón puro se considera no tóxico, aunque la inhalación de partículas finas, como el hollín, puede dañar el tejido pulmonar. El grafito y el carbón se consideran lo suficientemente seguros para comer. Su seguridad no es, evidentemente, absoluta, y en Soluquisa conocemos perfectamente sus características.
El carbono es el cuarto elemento más abundante del universo (el hidrógeno, el helio y el oxígeno se encuentran en cantidades más elevadas, en masa). Es el decimoquinto elemento más abundante en la corteza terrestre.
El carbono puede ser el elemento más inocuo, o extremadamente peligroso, debido precisamente a que sus usos como hemos dicho, son ilimitados; por lo que es imprescindible saber en cada momento qué es lo que tenemos entre manos.
En el ciclo del carbono, las plantas fotosintéticas toman carbono del aire o del agua de mar y lo convierten en glucosa y otros compuestos orgánicos a través del ciclo de fotosíntesis de Calvin. Los animales comen parte de la biomasa y exhalan dióxido de carbono, devolviendo el carbono a la atmósfera.
Hasta donde sabemos, el carbono es el único elemento que es capaz de abastecer a un organismo complejo de la diversidad química que necesita para existir; ya que el carbono presenta la propiedad impagable de enlazarse consigo mismo formando largas y complejas cadenas, por lo que es el elemento básico no sólo de la química orgánica, sino también de la bioquímica.
El uso de hidrocarburos y combustibles fósiles por parte del hombre rompe el equilibrio del ciclo del carbono. El dióxido de carbono vuelve a la atmósfera a un ritmo mucho mayor que su ritmo natural.
Se acumula, produce el efecto invernadero, y puede provocar o acelerar un cambio climático. También se acumula en los océanos, volviéndolos más ácidos. La Tierra ya vivió estas situaciones en el pasado, y dio lugar a grandes extinciones.
Como hemos dicho, el carbono es uno de los elementos más importantes de la vida orgánica, ya que forma largas cadenas atómicas que crean el ADN, el código genético de todos los seres vivos en la tierra. Sin embargo, el carbono puede ser un elemento peligroso en ciertas situaciones.
Bajo las condiciones adecuadas, la ingesta de grandes cantidades de carbono puede dañar ambos, tanto el cuerpo humano y el medio ambiente, y como se puede combinar con otros elementos para formar moléculas de compuesto, muchas de las moléculas del compuesto que se forman por carbono son perjudiciales para la salud humana.
Un ejemplo es el monóxido de carbono. El monóxido de carbono es un subproducto de la quema de combustibles basados en el carbono. El compuesto interfiere con el proceso de la respiración del cuerpo, evitando que el oxígeno vaya al cerebro u órganos internos.
En Soluquisa conocemos cómo tratar el carbono y sus subproductos, ya que es imprescindible conocer su funcionamiento para saber tratar su contención, su tratamiento, envasado y transporte con seguridad.
Por ejemplo, la quema de combustibles de carbono también emite un subproducto conocido como el dióxido de carbono. El dióxido de carbono también se emite como un subproducto (en animales) de la inhalación de oxígeno.
Sin embargo, la quema de combustibles a base de carbono, tales como petróleo o carbón emite grandes cantidades de dióxido de carbono. El dióxido de carbono es considerado un gas de efecto invernadero, lo que significa que absorbe la luz y la energía térmica, calentando la atmósfera.
Aunque la vida vegetal consume dióxido de carbono con fines de respiración, la enorme cantidad de dióxido de carbono emitido a la atmósfera no es suficiente para que los árboles lo consuman.
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